¿Podemos afirmar un nuevo fin de las utopías? ¿Reina definitivamente la incertidumbre? ¿Un nuevo Ocaso de los ídolos?
Siguiendo en parte el análisis de García Linera, atravesamos un momento decisivo para la humanidad toda. Las guerras actuales muestran su cara más decadente en las muertes por hambruna en el mundo entero.
Entre algunas cosas, el desplazamiento de la agricultura a pequeña escala por las multinacionales y los oligopolios en la cartelización de los mercados, dan cuenta de que la economía crece, pero no hay distribución de la riqueza.
Las democracias de ser la esperanza de los pueblos para satisfacer las demandas de las poblaciones se han convertido en el fetiche de las elites para ya no buscar el bien común para todo el Pueblo, sino para mantener un colchón de retroalimentación que no permita la sublevación de los pueblos y mantenga intacto el statu quo. –
Mientras se cumpla con esta función no hay para ellos problema alguno en no satisfacer la promesa de cumplir los derechos de los pueblos, los costos del hambre y la decadencia son parte del pan y circo que prometen hoy las elites.
Y es en este sentido que se agrava la problemática porque el fin justifica los medios, a cualquier precio y caminamos hacia una dictadura global de las elites, que tienen y detentan todos los poderes existentes en las sociedades.
La dominación de las elites mundiales y sus neomecanismos de dominación van desde la guerra jurídica, dictaduras, eliminación del adversario todo literalmente.
En América latina la segunda oleada progresista al padecer todas estas vejaciones es de menor intensidad, y también tiene la materia pendiente de recuperar la utopía de la justicia social para los pueblos solidarios del mundo.
Plantearnos el cómo, con quienes, donde y cuando comenzaremos a recuperar el entramado social que permita recuperar el rol de las democracias y devolverles las utopías a los pueblos.
El camino sigue siendo la formación de cuadros, la delegación de poder y aprovechar y empoderar al máximo a los gobiernos progresistas y los movimientos y actores políticos que piensen en un todo más allá de la suma de las partes.
En esta tarea tiene que estar la mística, la esperanza y un plan de acción que logre gradualmente objetivos colectivos.
Por Claudia Adach Para Multimedio Mordisquito