“Al final del túnel los 90”, no es mía la frase, ni tampoco novedosa a esta altura, pero se ajusta fielmente a la realidad que estamos viviendo, el gobierno de Javier Milei y Toto Caputo nos están llevando inexorablemente hacia la década del 90, década en la cual no había inflación, pero tampoco trabajo, actividad económica ni inversión, y ¿de que servía que las cosas estuvieran, en teoría baratas?, si no había (para una mayoría de la población), un peso para poder comprarlas.
Esta semana se conocieron los índices de Producción Industrial manufacturera -21,2 % y el índice sintético de la construcción – 42,2 %, los cuales Milei y Caputo ignoran, pero se aprestan a anunciar con bombos y platillos que nuevamente obtuvo un superávit fiscal primario y que la inflación ha descendido, y lo va a hacer mostrándolo como un gran logro. Mal intencionadamente va a omitir que el superávit fiscal lo logra con fuerte recortes presupuestarios a jubilaciones a giros a las provincias, a recortes a universidades y dejando impagos saldos considerables de importaciones y de servicios que debe abonar, por ejemplo, a camessa a la cual le hicieron una oferta indecorosa para arreglar la deuda que tienen, pues bien, nada de ello es sostenible en el tiempo.
Caputo apuesta todo a obtener préstamos internacionales, a privatizar empresas, a que el campo le liquide montos importantes de dólares por cosecha, y ofrecerles jugosos rendimientos a sus amigotes “del Mercado Financiero Internacional” para que traigan dólares vía Mercado de Valores, para de esa manera mantener el dólar relativamente quieto, devaluando tan solo un 2 % mensual. Con el dólar quieto o controlado, la plaza seca de $ por pérdida del poder adquisitivo de salarios, jubilaciones y la brutal absorción de dinero a favor de unos pocos a través de tarifas de servicios públicos de salud e impositivos profundizar la recesión para provocar una deflación, sin consideración que en el hipotético caso de lograrlo la desocupación, pobreza e indigencia serán record al igual que la quiebra de industrias, pymes y comercio en general, con lo cual es probable que pueda lograr la tan mentada baja de la inflación en alimentos en los próximos meses, pero a un gran costo social y de nivel de actividad económica, con lo cual el resultado nos va a poner en la misma situación que en la década de los 90.
Esto podría ser así, pero hay mucha incertidumbre al medio, los prestamistas le solicitan que consiga la aprobación de la ley de bases, el campo pide incentivos para liquidar sus divisas dado que el valor del dólar debería estar entre $ 1500 a $1600 para equiparar la mejor cotización histórica y hoy no llega a los $ 900, y los inversores internacionales tienen cada vez más dudas porque los números
que se muestran todos saben que son amaneados. Y hay que considerar que las aperturas de importaciones que están haciendo para controlar precios también le desequilibrará la balanza comercial y le demandará mayor cantidad de dólares que no tienen. Hay muchas más dudas que certezas y ninguna buena noticia para el pueblo trabajador, industriales y pymes, y de no lograr este conjunto de acciones o medidas, una nueva devaluación está a la vuelta de la esquina con una nueva espiralización de la inflación y mayor dolor y desigualdad para la población.
Es imperiosamente necesario que el gobierno cambie el plan económico, el rumbo y ponga en marcha un modelo productivo que traiga bienestar para nuestra población. Pero como ello no está en sus intenciones, es necesario que nos unamos todas y todos los argentinos por nuestra patria en pos de lograr que Senadores no apruebe la llamada ley de bases y derogue inmediatamente el DNU inconstitucional con el cual Milei está dañando severamente al País y su gente.
Como lo hicimos con la marcha universitaria, y con el masivo paro general del día 09 de mayo hay que seguir con acciones de profundización en la presión para que los legisladores pongan un freno al Presidente. Con facultades delegadas a un hombre que pretende períodos de prueba eternos a los trabajadores, tope a las indemnizaciones, fomento al empleo no registrado, impuesto a las ganancias a los pocos sectores que tienen buenos sueldos, baja de impuestos a la riqueza, vergonzoso blanqueo de capitales que hasta los hermanos de funcionarios pueden ingresar y fomento a empresas multinacionales para inversiones de envergadura sin exigirles abrazar la producción local y sin controles de antidumping lo único que se va a lograr es ir a los 90 es decir aniquilar el bienestar de la población. Es por todo esto que reitero que cada cual en su provincia debe exigir a sus senadores el rechazo de esta ley y la derogación del DNU, aquí en Córdoba Sras. y Sres. Álvarez Rivero, Juez y Alejandra Vigo voten en contra de esta ley, háganlo por el pueblo. Pero como no les sale de buena voluntad, el pueblo deberá hacerles sentir su necesidad y deseo con las mejores herramientas legales y democráticas que tenga a mano, mucha convicción y firmeza, queda poco tiempo es la hora de la acción y de las decisiones y porque no de un nuevo paro general pero ahora por 36 hs.
Por Ariel Chiariotti, Dirigente Pyme integrante de la Junta Directiva del Partido Solidario de Córdoba