Nacido en la década del ’60 en el siglo pasado, a la sombra de “acuerdos” de la naciente burocracia sindical con los gobiernos de facto (golpes de estado) que eran moneda corriente en aquel entonces. El concepto de “participacionismo” era dado por aquellas cupulas que en nombre de los trabajadores “negociaban” con el gobierno de facto de turno y con las organizaciones patronales “ventajas” que para los laburantes no eran tales, pero si para lo que años mas tarde conoceríamos como los “gordos” del sindicalismo argentino.
Esta practica se traslado del ámbito laboral-sindical al ámbito político y social, tornándose moneda corriente hasta llevarnos a que nos acostumbraramos a terminar eligiendo al “menos peor” o al “mal menor” siempre en nombre del bien de la mayoría del pueblo argentino, se entiende, con ese latiguillo diputados, senadores, gobernadores, legisladores provinciales, intendentes, concejales, tribunos de cuentas y cualquier otro político consagrado por el voto popular utilizaba esos votos para “negociar” con el poderoso de turno desde su apoyo entusiasta, pasando por el apoyo critico hasta simplemente bajar al recinto o participar en alguna reunión para garantizar numero o quórum que le diera tinte de “legalidad” a la barbaridad en contra de la gente que el poder estuviera pergueñando.
Tristemente lo estamos viendo a diario, Gobernadores que “condicionan” su apoyo o su rechazo a alguno de los 664 articulos de la ley ómnibus en “defensa” de los intereses de su provincia o peor de algún sector productivo de su provincia, diputados y hasta jefes de partidos politicos o de bancadas en el congreso rechazando algún que otro de los 664 articulos de la ley ómnibus , ejerciendo una “oposición responsable” lo que mis mayores venidos de la segunda guerra mundial llamarían directamente como COLABORACIONISMO, partícipes necesarios de masacres que han quedado en la historia y que años después en el año 2024 en la Republica Argentina, “masacres repito”, que comienzan a perpretarse en contra de nuestros jubilados, en contra de los trabajadores precarizados de los estados municipales, provinciales y nacionales, de nuestros niños no bien comiencen las clases, del pueblo en general no bien quede legitimado este engendro político destinado a destruir el estado tal como lo conocemos.
Dialoguistas lo llaman los dirigentes de la CGT, los que ya perdieron el laburo los llaman entregadores, los que vivieron las guerras del siglo pasado los denominan colaboracionistas o traidores, “roscadores” les llaman los periodistas políticos, usted…ciudadano común, laburante…como los llamaría?
Por Aldo Borchi, Comunicador de FM Milenio
