El papa Francisco aseguró desde Marsella que Europa tiene la “responsabilidad” de afrontar la inmigración que llega a través de la ruta marítima del Mar Mediterráneo y reclamó que el continente garantice “un amplio número de entradas legales y regulares” en cooperación con los países de origen.
“Marsella tiene un gran puerto y es una gran puerta que no se puede cerrar. Varios puertos mediterráneos, en cambio, se han cerrado”, lamentó el pontífice este sábado al participar en el foro denominado “Encuentros Mediterráneos” sobre inmigración en la región junto a obispos de los países de la zona y jóvenes de toda Europa.
En un marco de renovadas tensiones dentro de la Unión Europea por las cuotas de acogida de las personas que llegan por vía marítima, Francisco lamentó que “dos palabras han resonado, alimentando los temores de la gente: invasión y emergencia”.
El Papa, que llegó el viernes a Marsella y regresará la noche de este sábado a Roma, planteó así que “quien arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida”, ante un púbico en el que, entre otros, se encontraba el presidente francés Emmanuel Macron.
“En cuanto a la emergencia, el fenómeno migratorio no es tanto una urgencia momentánea, siempre oportuna para agitar la propaganda alarmista, sino una realidad de nuestro tiempo, un proceso que involucra a tres continentes en torno al Mediterráneo y que debe ser gobernado con sabia clarividencia: con una responsabilidad europea capaz de afrontar las dificultades objetivas”.
La semana pasada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había reclamado una “responsabilidad común” a nivel continental, para gestionar la masa de personas llegadas por vía marítima al visitar la isla italiana de Lampedusa, en donde las autoridades denuncian una situación de sobrepoblación de las estructuras receptivas, por la negativa del resto de los países a cumplir con el sistema de cuotas.
Según sostuvo Francisco este sábado, “hay un grito de dolor que es el que más retumba de todos, y que está convirtiendo el mare nostrum en mare mortum, el Mediterráneo de cuna de la civilización en tumba de la dignidad”.
“Es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes”, aseveró Francisco, quien el viernes ya había considerado “un deber de civilización” el salvataje de las personas que naufragan en el Mediterráneo cuando buscan llegar a Europa.
“Contra la terrible lacra de la explotación de los seres humanos, la solución no es rechazar, sino garantizar, en la medida de las posibilidades de cada uno, un amplio número de entradas legales y regulares, sostenibles gracias a una acogida justa por parte del continente europeo, en el marco de la cooperación con los países de origen”, enfatizó Francisco.
Fuente: Télam