El Primer Congreso Internacional Yupanquiano se desarrollará entre el jueves y el sábado próximos en las ciudades de Córdoba y Cerro Colorado reuniendo espacios musicales, de formación y de reflexión para, como arriesga la historiadora y gestora cultural Cristina González Bordón, “impulsar a que se genere un pensamiento yupanquiano, en especial entre los jóvenes”.
Consultada por Télam acerca de las características de esa filosofía del artista criollo, González Bordón señala que “Atahualpa Yupanqui fue un pensador que profundizó sobre el ser humano y la conexión con su entorno natural, pero también social”.
“En Yupanqui el paisaje y el hombre están en diálogo permanente. Pero también el ser humano, con sus conflictos, luchas y desafíos, dentro de ese paisaje”, se explaya quien integra la Fundación Atahualpa Yupanqui.
Atahualpa nació el 31 de enero de 1908 en un paraje del partido bonaerense de Pergamino, pero su música abrazó acentos regionales que desbordaron a la zona pampeana.
Hijo de padre ferroviario, estudió violín y guitarra desde los seis años con el profesor Bautista Almirón, que le presentó un horizonte distante del mundo rural que lo circundaba. Los preludios de Fernando Sor y las transcripciones de Schubert, Liszt, Beethoven, Bach, Schumann lo encandilaron de inmediato.
A los 19 compuso “Camino del indio”, una canción simple de su infancia tucumana que luego se convirtió en un himno de la indianidad. Y más tarde, en tiempos del primer peronismo, fue perseguido y encarcelado por su afiliación al Partido Comunista, que declinó años después.
En 1949 buscó un aire nuevo en tierras europeas, donde logró el cobijo artístico de Edith Piaf y encontró el éxito internacional.
La obra de Atahualpa se popularizó a nivel local en los años 60 con el impulso de Jorge Cafrune y Mercedes Sosa, quienes grabaron sus composiciones.
Registró 325 canciones entre las que sobresalen “La alabanza”, “El arriero”, “Basta ya”, “Los ejes de mi carreta”, “Le tengo rabia al silencio”, “Piedra y camino”, “Viene clareando”, “Chacarera de las piedras”, “La hermanita perdida”, “Camino del indio”, “Zamba del grillo”, “Milonga del peón de campo”, “Luna tucumana”, “La añera”, “La pobrecita”, “La flecha”, “El alazán”, “Madre del monte”, “A qué le llaman distancia” y “Milonga del solitario”.
Pero, además, la obra de Yupanqui comprende la literatura y la poesía, territorios donde también puso en acto otras aristas de su pensamiento filosófico.
El Congreso, con entrada libre y gratuita, centrará sus dos primeras jornadas (las del jueves 7 y viernes 8) con sede en el Centro Cultural Córdoba (Av. Poeta Lugones 401), a repasar la obra del músico y poeta Atahualpa Yupanqui y de la pianista y compositora Nennette Pepin Fitzpatrick (Pablo del Cerro), su compañera musical y de vida.
Allí se abordarán aspectos de la obra de Yupanqui y de su pensamiento filosófico, además de fomentar la producción de nuevos compositores de la música de raíz folclórica argentina.
En ese contexto se prevén exposiciones de especialistas, presentación de trabajos de investigación y ensayos, presentación de nuevas obras de compositores, Feria del Libro Yupanquiano y del Folclore, conclusiones y un cierre donde el Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, hará la entrega de premios a las obras seleccionadas y se realizará un recital con figuras de la escena nativa.
El sábado 9, en tanto, se inaugurará la Biblioteca y Archivo en Centro Cultural Casa-Museo “Agua Escondida” de Cerro Colorado, con autoridades de la Universidad del Salvador (USal), casa de estudios que llevó adelante el registro, la conservación y la puesta en valor de los libros y papeles de Atahualpa y Nenette.
Liliana Rega, Directora de la Red de Bibliotecas de la USal y responsable del Fondo Atahualpa Yupanqui-Memorias en papel, indica a Télam que el espacio “abarca la Biblioteca La Capataza de Atahualpa Yupanqui (libros, folletos y partituras) y el Archivo Chavero-Fitzpatrick con cartas, fotos, manuscritos, programas y borradores de partituras, entre otros materiales”.
“Se catalogaron los 4.000 libros de la Biblioteca La Capataza y las partituras se sumarán en 2024. El catálogo puede consultarse en https://bibliofundacionyupanqui.usal.edu.ar y ofrece las imágenes de las 590 dedicatorias que Atahualpa cosechó en vida en sus libros. Es una fuente preciosa para el estudio de los vínculos artísticos y del pensamiento de Yupanqui”, detalla.
De cara al inicio del primer Congreso, González Bordón retoma la palabra y desde la Fundación Atahualpa Yupanqui pondera que “es necesario acercar su legado a las nuevas generaciones y generar diálogos entre los especialistas y el público en general”.
El panel expositor previsto reúne los nombres del filósofo Máximo Arbe, la escritora Eliana Abdala, el sociólogo brasileño Demetrio Xavier, el padre Carlos Otero, el pensador francés Manuel Urtizberea y Roberto “Kolla” Chavero, hijo de Atahualpa y Nenette, entre más.
Télam: ¿Cómo siente que dialoga el legado musical, poético y político yupanquiano con la escena actual?
Cristina González Bordón: La obra yupanquiana sigue vigente en lo musical. Artistas de gran calidad vuelven una y otra vez a sus composiciones y realizan versiones actuales tal como se aprecia en plataformas donde su obra es abordada en los más diversos formatos, arreglos e interpretaciones. En lo poético y en lo político creemos que se necesitaría más divulgación de su pensamiento. Haría falta que lo leyéramos más y reflexionáramos sobre su pensamiento.
T: ¿Es fruto de la nueva subjetividad generada por los feminismos que se subraye el aporte musical de Nenette Pepin Fiztpatrick?
CGB: Estamos comprometidos en destacar las nuevas subjetividades que nos aporta el feminismo, ya que Nenette Pepin Fitzpatrick, compañera artística y de vida de Don Ata, fue una mujer de vanguardia. Ella se destacó como una gran compositora, pianista e intérprete, y no fue lo suficientemente reconocida por el entorno machista de su época. No lo hacemos por moda: es necesario destacar su aporte a la música argentina aunque haya tenido que esconderse detrás del seudónimo de Pablo del Cerro.
Fuente: La Nueva Mañana