Las viviendas desocupadas suelen ser un indicador clave para entender la “crisis de los inquilinos” que atraviesa Bariloche y una Ong que trabaja en el tema informó que el número de unidades en esa situación no bajaría de las 5.300, según se puede deducir a partir de los consumos eléctricos informados por la CEB.
La fundación Ambiente, Desarrollo y Hábitat Sustentables calculó que la cantidad de viviendas “vacantes” fue del 10,3% del total a lo largo de 2021 y el año pasado creció al 11,5%.
El presidente de la Fadehs, Tomás Guevara, dijo que el dato se desprende de la estadística aportada por la CEB, según la cual en esas unidades habitacionales el consumo eléctrico promedio estuvo por debajo de los 50 kW mensuales. Ese es el parámetro aplicado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires para declarar una vivienda como vacante, ya que una heladera con freezer conectada de modo permanente superaría ese requerimiento eléctrico.
Guevara reconoció que el relevamiento puede ser impreciso y debería completarse con inspecciones directas para comprobar por qué no hay consumo registrado, pero señaló que al tratarse de un segundo informe anual idéntico permite sacar conclusiones, como pasa con todo estudio seriado.
El informe anual sobre alquileres que emitió la fundación subraya que el problema con las viviendas de locación es nacional y mundial, pero en Bariloche se agrava por la competencia de la demanda turística. Y cierra con un repaso de las políticas posibles para enfrentarlo, que van desde los controles de precios (que tienen sus “contraindicaciones” y pierden efectividad con el tiempo); las políticas directas sobre la oferta mediante la provisión pública con precios regulados; y las políticas indirectas sobre el mercado, con regulación de contratos, beneficios fiscales y subsidios que estimulen la oferta.
En este último capítulo incluyó también algún mecanismo de “penalización de las viviendas ociosas”, que la Fadehs ya había incluido en su trabajo anterior.
Guevara hizo notar que en la comparación 2021/2022 surge que la vivienda “subocupada” (con consumos de entre 50 y 100 kW promedio) bajó en forma notoria, de 13.800 a 8.800 medidores en toda la ciudad. Sobre un universo e 53.000.
Y consideró que esa merma se podría atribuir al crecimiento exponencial del turismo, que hace dos años estaba todavía semiparalizado por la pandemia. Allí estarían encuadradas las viviendas de alquiler temporario, que no tienen ocupación continua y por eso aparecen con consumo módico.
Pero en un contraste “muy llamativo”, según los investigadores, el número de viviendas vacantes creció un 18%. La primera conclusión subrayada por el estudio es que “existe un problema de asignación de recursos y de eficiencia del mercado inmobiliario de nuestra ciudad”.
Fadehs completó ese diagnóstico con otros datos referidos a la cantidad de viviendas destinadas al alquiler turístico. Hace la salvedad de que el municipio no tienen desagregados los números para esa categoría, pero indica que las unidades inscriptas como casas y departamentos de alquiler turístico en 2022 “eran solo 564”, mientras que el Centro de Estudios Metropolitanos documentó que entre octubre de 2021 y febrero de 2023 la oferta en Bariloche de unidades de alquiler turístico creció 220% , y que este año había en la ciudad unas 1.900 unidades ofertadas, es decir “3,5 veces más de las que registraba el municipio con habilitación en ese momento”.
El informe incluye un abordaje económico y señala que en el invierno de 2022 el promedio de ingresos generados por cada propiedad superó los 2.100 dólares “excediendo por mucho la rentabilidad de un alquiler permanente de similares características” para el mismo período. Y agregó que “esta brecha es la principal condición estructural que explica la crisis de los inquilinos en la ciudad”.
Introdujo allí un dato todavía no registrado al subrayar que “la diferencia de rentabilidad es tal que se está extendiendo una nueva modalidad de ´tercerización´ del alquiler turístico, donde un anfitrión alquila una propiedad por un monto fijo, en dólares, para su posterior subalquiler mediante la modalitad turística, también en dólares”.
Guevara sostuvo que mientras otras localidades turísticas, por ejemplo en Europa, ya discuten y aplican políticas específicas para resguardar el alquiler permanente, el gobierno de Río Negro y también el municipio de Bariloche asumen hasta ahora un rol de marcada pasividad.
“La mirada oficial (de la provincia y la municipalidad) es esperar una resolución por parte de la normativa nacional de fondo y desdeñar cualquier tipo de regulación de tipo subnacional”, cuestionaron desde la fundación.
Guevara dijo que cualquier incentivo o regulación que movilice el importante número de viviendas ociosas “sería de gran impacto”, porque el último relevamiento de la UNRN ubicó la demanda habitacional de la ciudad en unos 10 mil hogares, y los inscriptos en el Instituto de Tierras y Viviendas ronda la mitad de ese número.
“No hay recetas mágicas, pero debería existir un menú de medidas para afrontar esta crisis -señaló el sociólogo-. Es verdad lo que más incide son las cuestiones macroeconómicas, pero no pueden faltar las políticas locales. Hay mucho por hacer, en materia de estímulo, de regulaciones, para aumentar la oferta”.
Fuente: RN