Rodocrosita, una ballena franca austral monitoreada satelitalmente, sigue regresando a Península Valdés desde hace 50 años y los especialistas del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) de Chubut lo consideran un “hito significativo” porque aporta información valiosa no sólo de la vida del ejemplar sino para las tareas de protección de la especie.

Rodocrosita -bautizada así por la piedra preciosa- es una de las 22 ballenas franca austral equipadas con transmisores satelitales de última generación en septiembre pasado, durante la última edición del proyecto satelital de Siguiendo Ballenas.
Pero además, el ICB confirmó estas últimas semanas que esta hembra forma parte del primer catálogo de la población de ballenas de Península Valdés, en la provincia de Chubut, registrada en 1971 con el número 58 en el álbum de fotoidentificación, por aquellos tiempos en blanco y negro.
“El caso de Rodocrosita fue muy significativo. Siguiendo Ballenas comenzó en el 2014, pero confirmamos que ella es una ballena que conocemos desde 1971, año que comenzó el proyecto de fotoidentificación del Programa de Investigación Ballena Franca Austral (PIBFA) en Argentina”, detalló a Télam Camila Muñoz Moreda, bióloga de Puerto Madryn e integrante del equipo de fotoidentificación de estos ejemplares del ICB.